A veces, la enfermedad aleja a las personas de lo poco que les queda

11 | 02 | 2024

Sor María del Mar Sanchís es la hermana más joven de la comunidad de Hijas de la Caridad residentes en la Obra Social Santa Luisa de Marillac, en Barcelona. Natural de Valencia, esta enfermera de 43 años, entró en la Compañía de las Hijas de la Caridad el 2011 y, tras pasar por dos comunidades diferentes, llegó, hace apenas seis años, a la obra Santa LLuïsa. Allí, en pleno barrio de la Barceloneta, se encarga del Centro de Estancia Limitada; se trata de un programa de atención residencial temporal para personas sin hogar que necesitan un período de recuperación después de haber pasado una fase aguda de enfermedad, postoperatorio o accidente. Desde allí cuida a los enfermos con proximidad, compasión y ternura, como pide el papa Francisco en el mensaje de este año sobre la Jornada Mundial del Enfermo, que se conmemorará el próximo domingo 11 de febrero bajo el lema “No conviene que el hombre esté solo”.

¿Cuáles son los claves del acompañamiento a las personas enfermas en el Centro de Estancia Limitada, desde el punto de vista del carisma vicenciano?

Como clave principal y la más importante es el amor. San Vicente nos decía que "sólo por tu amor, te perdonarán los pobres el pan que les das". El amor transforma a las personas y las acompaña en los procesos más difíciles de la vida. CEL es un centro de estancia limitada para personas enfermas, que no tienen domicilio fijo. Las personas que acompañamos se encuentran en una situación delicada de salud o recuperándose de alguna enfermedad. A esta situación no se llega de casualidad sino que es fruto de un proceso en el que se va rompiendo paulatinamente la red que sostiene la vida de estas personas: familia, trabajo, amistades, salud, cultura, religión. Y cuando se llega al punto de perderlo todo, ya, sin darse cuenta, se encuentran en un pozo del que sólo el amor les permite salir.

¿Es posible reconstruir esta red?

En la Obra Social Santa Luisa de Marillac, las Hermanas tenemos la suerte de disponer de un gran equipo de profesionales y todos ayudamos a que cada persona acompañada pueda volver a tejer esta red que un día empezó a romperse: educadores y trabajadores sociales, un equipo de dirección, personas que mantienen los espacios limpios, otras que nos cuidan preparando la comida, enfermeros y auxiliares, administrativos, integradores y un buen grupo de voluntarios.

¿Ve mucha soledad, en las personas que atienden a la enfermería del CEL?

Mucha, muchísima. Como explicaba anteriormente, nadie termina en esta situación de repente y la soledad es un factor determinante de muchas cosas y también una consecuencia de otras muchas. En algunos casos la enfermedad aleja a las personas de lo poco que les queda y en otros, alejarse de lo que les queda, les lleva a enfermar. En muchos de los casos que acompañamos existe cierta problemática de consumos tóxicos, un consumo que a menudo no es su problema, sino “la solución” que encuentran a sus problemas, según expresan ellos mismos. Hay ciertas situaciones, sobre todo soledad, que sólo pueden soportar si están bajo los efectos de algunos tóxicos. En otras ocasiones, el consumo les ha llevado a perder a los pocos seres queridos que les quedaban, así que la soledad es el mayor miedo que expresan.

El papa Francisco, en su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, habla una vez más de la “cultura del descarte”, que lleva a apartar a todas aquellas personas que ya no se consideran “útiles”.

¿Cree que la sociedad se olvida cada vez más de los enfermos, de los pobres y, en definitiva, de aquellos que no pueden andar al mismo ritmo que los demás?

A veces siento expresiones como “ya no vale”, “mientras valga”, “cuando no valga” y tengo la sensación de que la sociedad está construida para quienes “valen”. Pero, ¿realmente, quién define lo que es valer y no valer? ¿Quién pone los límites de las valías? Cuando el valor de una persona se define con términos de productividad, mucha gente se queda fuera, en los márgenes. Los enfermos, tanto físicos como mentales, quedan fuera de esta productividad.

Si miramos a quién acompañamos y cómo les acompañamos, sólo podremos definirnos como descartados de la sociedad, porque nuestros acompañamientos son lentos, delicados y los pasos que damos son pequeños, porque la reconstrucción de la persona no es, ni será nunca, dentro de esos márgenes que la sociedad ha puesto como normal, en términos de productividad. Ser un descartado de la sociedad significa mucho, porque la misma palabra nos dice que no hay un sitio para ti y eso incluso te margina mucho más.

Jordi Pacheco  a entrevistado a Mª del Mar
Jordi Pacheco  ha entrevistado a Sor Mª del Mar

Desde la Obra Social Santa Luisa de Marillac, en el marco de esta Jornada Mundial del Enfermo, ¿cuál es el mensaje que das a la gente que se lo está pasando mal por motivo de una enfermedad?

Pregunta interesante, aunque no sé bien qué decir. Siempre he hablado mucho y siempre tengo consejos y respuestas para casi todo, pero ante la muerte y enfermedades graves siempre me he quedado sin palabras y  no he sabido qué decir. Este momento es para mí lo más sagrado porque cuando veo mi debilidad, aquí es donde el Señor se hace más fuerte, donde yo no llego, Él llega. Por eso, en momentos así sólo se puede estar cerca, coger de la mano a las personas, acariciarlas, besarlas o, simplemente, estar ahí.

Por otra parte, también debo decir que en el centro donde hago mi servicio como enfermera, el CEL, tenemos la experiencia de haber vivido la enfermedad como oportunidad; es el momento en que muchas personas acompañadas toman las riendas de su vida y deciden vivirla de otra forma, ya que en este paro que comporta la enfermedad ven la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente y experimentan una segunda oportunidad.

Además de trabajar en la enfermería, usted es la encargada del taller de teatro que se hace una vez por semana en el Centro de Dia de la Obra Social Santa Luisa de Marillac. ¿Cómo lo vive?
En este taller siento que dignifico a las personas tanto o más que cuando curo una herida. Y esto lo puedo percibir después de cada sesión, cuando hacemos un resumen de lo vivido y reflexionamos sobre el esfuerzo de superación que han hecho los participantes, que a menudo se muestran contentos del aplauso que reciben cuando su actuación gusta a los demás.

Fuente: Jordi Pacheco. Revista Flama  (agencia cristiana de noticias)

 


 

Sor María del Mar Sanchís és la germana més jove de la comunitat de Filles de la Caritat residents a l’Obra Social Santa Lluïsa de Marillac, a Barcelona. Natural de València, aquesta infermera de 43 anys va entrar a la Companyia de les Filles de la Caritat l’any 2011 i, després de passar per dues comunitats diferents, va arribar, ara fa tot just sis anys, a Santa Lluïsa. Allà, en ple barri de la Barceloneta, s’encarrega del Centre d’Estada Limitada, un programa d’atenció residencial temporal per a persones sense llar que necessiten un període de recuperació després d’haver passat una fase aguda de malaltia, postoperatori o accident. Des d’allà cuida els malalts amb proximitat, compassió i tendresa, com demana el papa Francesc en el missatge d’enguany de la Jornada Mundial del Malalt, que es commemorarà el pròxim diumenge 11 de febrer sota el lema “No convé que l’home estigui sol”.

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