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Entrevista al Padre Manuel Botet CM.

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19 | 12 | 2023

La Iglesia está y estará viva mientras tengamos el coraje de hacer lo que Jesús nos dijo: “Id por todo el mundo a predicar el Evangelio”. Es el Effetá, tan traído y llevado en varios tratados de pastoral. La persona que se siente empujada por la llamada del Señor, está siempre a punto, disponible.

Es el caso del P. Manuel Botet, sacerdote Paúl, andariego como tantos misioneros. Valenciano de nacimiento y ordenado sacerdote, pasó a Honduras; de regreso realizó su labor pastoral en Barcelona:Familia Vicenciana, Centro Vicenciano de Vallvidrera, Vincles, Asesor Regioonal de AIC, pastoral de la salud y atención pastoral a los hondureños residente en Barcelona.

Pasó luego a Sevilla y hoy lo encontramos en Andújar (Jaen), donde le hemos hecho la siguiente entrevista:

Buenas tardes Manuel.  

Desde nuestra sencilla publicación “COMUNICANDO, y nuestra web, medio informativo y formativo de la Provincia “España Este” de las Hijas de la Caridad, te invitamos, a dedicar unos minutos para compartir tu misión, tu hacer, día a día,  en la Iglesia y en la sociedad.

Sabes muy bien que San Vicente de Paúl decía: 

“Sí, evangelizar a los pobres es un oficio tan alto que es, por excelencia, lo que hizo el Hijo de Dios. Y a nosotros se nos dedica a ello como instrumentos…” (XI, pàg. 387)

En tu misión como Sacerdote, entregado a tu parroquia al cuidado de esa parcela que Dios ha puesto en tus manos, 

2.    ¿Te sientes identificado y te animan estas palabras de nuestro Fundador?

Evangelizar a los pobres…es lo que hizo el Hijo de Dios. Me sorprendo cómo mi ser Misionero Paúl, mi identidad, es como un “tesoro escondido” que va ampliando el terreno donde está enterrado, en mi interior. Es la fuente de estar abierto de corazón a su Palabra que viene a través de los Pobres y que se proclama por la vida compartida con ellos, organizada como “semillas de Reino de Dios” en proyectos que anuncian a la sociedad un mundo nuevo y unos cielos nuevos.

Cada vez vivo más esta sensación de ser instrumento, como una aventura misionera, donde Jesús se hace el encontradizo y te sorprende cuando convives con el pobre. Es como el “sexto sentido” que te dice “los pobres siempre estarán con vosotros”, los percibes en medio de la multitud, la intuición te dice “ahí está” y como un imán ellos te atraen a un encuentro “encarnado” de Dios. Desde luego que la evangelización de los pobres al estilo del Hijo de Dios hace que la percepción de la realidad cambie. El Amor de Dios ilumina, de tal modo que el pobre empieza a ver que la realidad de la historia se pone en sus manos, es el mismo Hijo de Dios quien lo hace.

Y en esta otra afirmación de Vicente de Paúl: 

/…/ si hay alguno entre vosotros que cree que está en la misión para evangelizar a los pobres y no remediando sus necesidades corporales,  les diré que los asistan de todas las maneras, nosotros y los demás” (XI, pág. 393)

3. Tu sacerdocio vivido con intensidad, ¿te estimula al servir a los pobres y a implicar a otros en esa tarea diaconal de la Iglesia?,  

Sor Flor, una hija de la Caridad que estaba en el Hogar del Niño Jesús de Valencia, cuando yo estaba en la etapa de acogida en la comunidad de los Misioneros Paúles de Monteolivete, me enseñó una clave que ilumina mi sacerdocio vicenciano. Ante mi crítica de por qué tantos ocupados en los niños de acogida; entre Hijas de la Caridad, profesionales, educadores, voluntarios…me dijo: “Manuel, todos pensamos que ofrecemos lo mejor al pobre cuando le servimos, pero nunca será suficiente, otros también aportarán lo que en su momento necesitan, pues a ellos hay que atenderlos como si atendieras a Jesucristo”. Luego, en mi proceso como Misionero Paúl, he visto que vivir en Comunidad como Misioneros, y que el carisma de la organización junto con las Hijas de la Caridad y la Familia Vicenciana permite encontrarnos con los pobres de forma “más misionera”, con los otros. Hoy día, mi sacerdocio vivido con intensidad, deseo y le pido a Él que sea vicenciano. Un sacerdocio que su fuente es el Bautismo y se comparte en Comunidad y un Sacerdocio Misionero “ad gentes”, pues siempre siento esta llamada de Jesús, ya no en otros países, sino en la realidad de la pobreza. 

Cartel de Andujar
Cartel Parroquia:Divina Pastora de Andújar y Centro de inserción y acogida San Vicente de Paúl

 

Hoy estoy en el Equipo Misionero Vicenciano de Evangelización, en la parroquia Divina Pastora de Andújar y en el Centro de inserción y acogida San Vicente de Paúl, sostenido por una Asociación cuyos miembros son Familia Vicenciana, junto con p. Miguel Ángel Renes cm y p. Fernando Almansa cm. en la casa de Andújar (Jaén).

Comparto dos hechos de vida que vienen a expresar lo que vivo como sacerdote, misionero paúl:

•    En el Centro de San Vicente de Paúl, por Acogida e lnserción, un amigo beneficiario, me transmite el deseo de apostar por la dignidad del ser humano, comprender los tiempos y procesos de cada hermano, para dar la oportunidad de que él mismo llegue a su interior y liberar y sanar… para romper los ciclos, la esclavitud que le lleva a vivir “sin hogar”

•  En la parroquia, en el grupo de adultos que se está formando, quienes han respondido a la convocatoria son los más sencillos, Andrés, Rosalía madre e hija, Alejandro nieto, Daniel, Francisco Javier. Un grupo donde la discapacidad mental, la vulnerabilidad del cáncer, la adolescencia, el ministerio del servicio de un futuro diácono permanente y el espíritu vicenciano se conjuntan, para que florezca la aceptación, la calidez fraternal y como fruto salgan mociones significativas para la Vida. Esto hace que des GRACIAS sinceras desde tu interior, la Iglesia de los pobres.

Los retos y las dificultades de la Misión desde esta Vida se ven superables y como oportunidades de encuentro “encarnado” pues te depuran en autenticidad. La virtud de la mortificación se está desarrollando en mi personalidad, me doy cuenta que ayuda a la comunión entre todos, especialmente cuando los conflictos son intensos y dificultan seriamente la caridad fraternal.

Contento de poder compartir con vosotras un poco de mi vida.