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Un curso acelerado…

  • cementiri
25 | 11 | 2020

“Sé vigilante, reanima lo que aún está vivo antes que muera… Si alguien abre la puerta entraré en su casa y cenaré con él” (Apocalipsis, 3, 2; 20)

“Zaqueo baja rápido que hoy quiero hospedarme en tu casa”. (Lucas 19, 5)

Cada año, el mes de noviembre nos pone en pie… la naturaleza se despoja, los días se hacen sombríos, el cambio de hora nos obliga a anochecer antes de tiempo… la liturgia se pone a tono para seguir ese ritmo frenético de la vida. Dios urge en el Apocalipsis, Jesús espolea a Zaqueo para que baje deprisa a hacer lo que tiene que hacer antes que sea tarde… 

Nuestro noviembre, el de 2020, no se achica… el covid se empeña en cerrar nuestras bocas, nuestras puertas y, a veces, nuestro corazón roto por tanta noticia apocalíptica. Se nos hace una invitación clara a no adoptar posturas cómodas porque el sueño puede llegar y llega. 

Y no queda otra: aprender, de manera significativa, como hacen los niños en el laboratorio, a base de experiencias. La evidencia nos abre los ojos  y nos hace ver la realidad de la vida y de la muerte. Algo así hemos vivido en Figueres en este mes de noviembre: el traslado de los restos de las Hermanas del Asilo Vilallonga para estar junto a los de las Hermanas del Colegio de San Vicente y del Hospital Comarcal. Si, hemos visto a nuestras Hermanas formando parte y confundiéndose con la hermana tierra. A pesar de todo, cabía el amor y el respeto, acompasados con una sencilla celebración de la Palabra. Palabra que siempre llena los vacíos y nos hace ver que aquellos restos no son símbolo de derrota; han sido el soporte de una vida espiritual que ha traspasado las fronteras de este mundo para estar con Dios.

No hemos replegado a nuestras Hermanas para ahorrar espacios… razón a considerar, también; lo enfocamos como un acto de amor y respeto; todas juntas han hecho presente el Carisma de la Compañía en la ciudad de Figueres, acogiendo, acompañando, educando, curando y haciendo presente la ternura de Dios ante los hermanos más frágiles.

Esos despojos que nos han hecho meditar, serán glorificados porque como afirma San Pablo: 

“Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos” (St. Pablo a romanos, 14,7-9)

Y claro está... Puede ser que este noviembre vaya siendo curso acelerado para aprender a remendar descosidos y reforzar la esperanza. A punto ya de comenzar la novena de la Medalla Milagrosa, sería bueno pedir esta gracia, que no es poca cosa. ¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Ti!

Rosa Mendoza, Hija de la Caridad