Sor Dolores Andrés
Nuestra querida Sor Dolores nació en LINARES (Jaén). Era la mayor de cuatro hermanos, los otros eran tres chicos.
Pronto les visitó la muerte, que se llevó al padre y a la madre. Unos tíos la acogieron en su casa, y sus hermanos pasaron a una obra social de atención a la infancia. La separación no rompió la relación cariñosa con sus hermanos. Los momentos de las llamadas telefónicas, eran un canto a su sencilla fraternidad.
Cuando Sor Dolores sintió la llamada de Jesús, pidió a sus tíos la ayuda necesaria para poderir a Madrid, al Seminario de las Hijas de la Caridad. Sus tíos, dado el conocimiento que tenían de su sobrina, vieron que podían animarla en su decisión.
El lazo que tenía con sus seres queridos adquirió nueva fortaleza.
Vino en su primer destino al HOSPITAL GENERAL DE VALENCIA, Centro de atención exquisita a las personas que llamaban. Centro donde la devoción a la Santísima Virgen brillaba con fuerza.
Nuestra Hermana recién salida del Seminario: fragua de vocaciones sólidas, encontró el lugar ideal.
Pronta siempre a colaborar, a trabajar incansablemente, a ser el paño de lágrimas cuando era preciso…
Formaron un equipo formidable Sor Laureana Martínez y ella para trabajar con las voluntarias de la Caridad, para contagiar el espíritu de San Vicente y Luisa de Marillac, y derramarse a favor de los más necesitados.
Estuvo en Játiva breve tiempo y luego partió a Santo Domingo: Hospital general de aviación.
Vivió en casi todas las obras que atendían las Hijas de la Caridad en la isla, siguiendo las orientaciones de la Madre General.
Al perder la audición y algún otro problema de salud, le hizo pensar en volver y dio de nuevo salto.
La vemos en Alicante, en la pastoral penitenciaria y en otros servicios encomendados.
Aquí en San Eugenio siguió la misma tónica hasta el final, siempre disponible, atenta, cariñosa, amante de la Santísima Virgen y enamorada de Jesús.
El último viaje fue cuando estábamos preparando las vísperas de Nuestra Madre Asunta al Cielo.
Sor Dolores, cuando puedas colarte, suplícale a Ella, a nuestra Madre, que no deje de estar junto a los pobres, a nosotras y a nuestro mundo entero.
COMUNIDAD SAN EUGENIO
(Valencia)