Somos un regalo

El regalo no es el envoltorio, es lo que hay por dentro

“Las personas somos un regalo. Algunas estamos magníficamente envueltas; desde el primer vistazo somos atrayentes. Otras estamos envueltas con papel muy ordinario e incluso arrugado. Algunas hemos sido estropeadas por el camino. Pero el envoltorio no es el regalo.

Como regalos que somos, ofrecemos cada día hermosos sentimientos a los demás, por eso es tan importante que nos asomemos al mundo con la firme convicción de que: 

SOMOS UN REGALO.

Ahora en Navidad se nos regala Jesús, para algunos, el Mesías; para otros, el Príncipe de la Paz; para otros un profeta, y para todos, un regalo. Un regalo que nos da la vida y el deseo de un mundo mejor.

¿Estáis dispuestos a recibir más regalos? ¿estáis dispuestos a ser un regalo para los demás?

En la Obra Social Santa Luisa de Marillac, Barcelona, hemos vivido la Navidad de manera sencilla pero llena de detalles. Cada detalle está hecho con cariño y dedicación y la suma de todos ellos, hacen que celebrar la Navidad esté llena de emociones, regalos y aventuras que recordaremos siempre en nuestro corazón.  Cuando en ello están implicadas muchas personas, desde los profesionales, hermanas hasta los voluntarios, estudiantes de prácticas y personas acompañadas y cada una aporta lo que es y tiene, las fuerzas se multiplican y la explosión de la fiesta se contagia. 

Las fechas de Navidad son días llenos de emociones que en ocasiones no son vividos de manera positiva ya que vienen a nuestra memoria recuerdos, no siempre fáciles de sostener. Pero juntos nos acompañamos, apoyamos, y cuando nos ayudamos los unos a los otros, hacemos que esto sea más fácil. Y podemos sostener cosas que solos seria impensables.

La creatividad de cada uno se pone en marcha y es cuando se generan cosas como la fiesta que vivimos el 22 de diciembre todos los que formamos parte de la familia Marillac: merienda preparada con cariño, con las mesas decoradas con todo lujo de detalles; encendido de luces, que cada año brillan con más fuerza a través de las lámparas hechas en el taller de manualidades; escritos llenos de sentimientos que nos trasportan a miles de emociones; villancicos ensayados con tanto amor que ni una nota se desafinó; teatro lleno de ilusión, emoción, con un mensaje que nos invita a viajar a nuestro interior y a reconocernos como el gran regalo para los demás. Esta fiesta no dejo indiferente a nadie que la vivió. Todos los que tuvimos la suerte de estar, la recordaremos con amor.

El resto de los días festivos no dejaron de sorprendernos. Nadie escatimó en generosidad y entrega: la cocina se fue con un 10, al darnos de comer esos platos dignos de los días de fiestas; las personas acompañadas con su presencia y disponibilidad hicieron que los que trabajamos en esos días no sintiéramos la falta de nuestras familias y que valiera la pena todo el esfuerzo y dedicación que supone trabajar un festivo tan importante; el resto del equipo de profesionales, educadores, limpieza, enfermería, hermanas dimos todo lo que pudimos para hacer que esos días tan especiales y a la vez difíciles, fueran días de alegría, gozo y sobre todo esperanza. Esa que nos da Jesús que nace hecho niño.

Ahora, después de unas semanas de haber vivido esta Navidad, descubrimos que todos los que vivimos aquí formamos parte de la vida de los unos y de los otros, formamos parte de un trozo del camino de cada una de las personas con las que compartimos y que juntos nos acompañamos y nos ayudamos a crecer.  

Yo doy gracias por cada uno de nosotros, por las personas que acompañamos y los profesionales con los que compartimos, por aquellos que han pasado y por aquellos que pasarán por nuestras vidas, por lo que nos aportamos los unos a los otros y por lo que juntos aportamos al mundo.  

Que Dios que se encarnó en un niño pequeño y vulnerable nos llene de esperanza e ilusión y que estos días y lo que hemos vivido en ellos nos impulsen a todos a ser mejores, a descubrir el regalo que somos para los otros y el regalo que son los otros para nosotros y eso se trasmita en aquello que hacemos cada día. 

Feliz año. 

Sor María del Mar Sanchís