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Reflexión sobre el Discernimiento

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02 | 01 | 2021

Los días 5 y 6 de diciembre del 2020 participamos en el cursillo de formación sobre “El discernimiento”, disfrutando de su contenido y la forma tan amena y didáctica con la que se explicó. 

Toni Catalá nos ayudó en esta reflexión que nos llevó a plantearnos cómo vivir desde centrarnos en Cristo, que es camino, verdad y vida, teniendo como base la pedagogía de nuestros Fundadores, considerándolos como maestros del discernimiento. 
Comenzamos con la afirmación de que el DISCERNIMIENTO es un don, es sabiduría del corazón y el lenguaje del Espíritu Santo.

La persona de discernimiento es el que sabe escuchar a Dios en todo lo que realiza, viviendo en un continuo examen de conciencia, viendo en él lo que DEBÍA SER y NO LO QUE SOY, dando gracias a Dios por los beneficios que nos ha dado:

  • Por el don de la vida.
  • Por el don de la Fe.
  • Por los dones que el Señor nos regala particularmente a cada una.

Estar en continua actitud de acción de gracias nos posibilita para ser compasivos y misericordiosos, pues viviendo en acción de gracias vamos alimentando la vida de Dios en actitud de sencillez, estando abiertas a la ACCIÓN DE DIOS.
Es importante ser conscientes de que Dios es alfarero, no constructor, que con un trozo de barro hace una pieza, cada una distinta, con una chispa de gracia diferente, formando el CUERPO con la diversidad dones.

El discernimiento no es ninguna técnica, es una actitud para tener en cuenta la vida cotidiana contando siempre con el paso del Señor, viviéndolo como un tiempo de gracia, porque el Espíritu Santo algo nos dice. La acción de gracias nos lleva a caminar en humildad, poniendo ante el Señor los temores que en nuestra vida hay para que Él nos ayude siempre a superarlos.

Discernir es aprender que no partimos de cero, sino que siempre nos asiste el Espíritu Santo, ya que es fuente de alegría y Él es quien nos quita toda tristeza y turbación.
Discernir es crecer en libertad, todo lo que perdura es del Señor, pues cuando hay deseos de fidelidad el Espíritu nos trabaja dulce, suave y levemente. 
Es importante en el discernimiento diferenciar la tarea de la misión, ya que las tareas son concreciones de la MISIÓN, pues ningún cristiano se puede jubilar de la MISIÓN, ya que es inherente a su SER, es reflejar la MISERICORDIA del Señor. Todo es DON y todo es GRACIA. La sabiduría del discernimiento es no precipitarse en llamar pecado a cualquier cosa.

Es importante saber crecer en discernimiento porque es crecer en libertad evangélica, siempre con el apoyo de la Comunidad.

Gracias por esta reflexión de Toni Catalá, que nos ayuda en nuestro SER de Hijas de la Caridad.
                                   Sor Mª Teresa Cerezo 
 

La comunidad del Colegio San Vicente de Paúl de Zaragoza pudimos participar en la formación sobre “el discernimiento”, que impartía Toni Catalá, jesuita, los días 14 y 15 de noviembre de 2020, con la una nueva modalidad “on line”.

En la primera charla, introdujo el discernimiento, definiéndolo como el paso de Dios por nuestra vida, un don del Espíritu y que no es patrimonio de ninguna congregación.
Partiendo de San Ignacio de Loyola, dio las pautas para entender el lenguaje de la comunicación: distinguir el lenguaje de Dios y el Lenguaje de nuestro yo personal y comunitario, disponer nuestra persona para saber escuchar.

Donde hay espíritu del Señor hay libertad, y no se puede privilegiar unos aspectos sobre otros de la vida humana, sino encontrar el paso de Dios en todo, amar y servir dejándose conducir por Él. Es un tiempo de gracia, de sensibilidad, de seguimiento, estar atentas a nuestro interior y a nuestro exterior.

En este tiempo, el examen de conciencia será como la llave para entrar en él, si no abres esta puerta no habrá discernimiento.

DAR GRACIAS POR LA VIDA

Dar gracias a Dios por los beneficios recibidos, agradecer el don de la vida, una vida recibida, celebrada, y acunada. Dar gracias por la vida es dar gracias por el techo, el pan y la palabra, los bienes materiales y los bienes espirituales. En nuestra vida cotidiana tenemos un techo que nos acoge, un hogar donde nos identificamos como hijos de un pueblo con sus raíces e identidad, somos de un lugar y de una gente, debemos agradecer el pan material y el pan de la cultura.

Dar gracias no es agradecer posesiones, sino agradecer dones recibidos. Dar gracias por el don de la fe, por la vocación, por los que nos educaron en la fe, por los, hermanos que hemos conocido, por la gente que nos ha ayudado… ¡Eso es un don! Dejar que salga de dentro el agradecimiento, pero estamos más adiestrados para reconocer los defectos que los dones, para pasar la vida envidiando los dones de los demás.

La acción de gracias es camino de evangelio. Sentir la alegría del evangelio es consolación. También hemos experimentado la tristeza, la decepción, a eso se llama desolación. Somos peregrinos y experimentamos consolación y desolación. 
Discernir es aprender a escuchar al corazón, cuando nos instalamos en la desolación hay lamentos y desgracias. En tiempos de desolación el Señor nos está diciendo algo importante, y en tiempo de pandemia lo percibimos con más nitidez.

¿Qué me mueve en el seguimiento del Señor? En tiempos de desolación caminemos en humildad, insistir más es en la oración, examinar y orar, es, mirar con los ojos de Jesús.

La vida misma es consolación y desolación. Lo que más nos paraliza es no hacer frente a los miedos y temores. Se trata de perder miedo a decirnos lo que sentimos, los miedos que nos invaden, no podemos construir la realidad desde lo irreal, porque todo proceso queda truncado cuando se acepta sólo desde la cabeza y no desde el corazón.
Nuestro Dios es alfarero entrañable, nos modeló de barro y de una materia frágil, la figura nunca es perfecta, se modela a mano, si no abordamos nuestras debilidades y flaquezas estamos abocados a la frustración. No podemos evitar el sufrimiento inútil si aceptamos la “perfección”. La transparencia, la limpieza, la sinceridad, sanea los ambientes, nos hace evangélicos.

Estamos llamadas a cuidar la vida de oración, menos rutinas y más vida de evangelio. Lo que es de Dios es más pacífico, más libre, más misericordioso. El discernimiento es fuente de libertad y honestidad. Cuando hay deseos, el Espíritu del Señor nos trabaja por dentro y nos pacifica, nos hace más libes, más comprensivos, más sencillos.

El discernimiento es patrimonio de toda la Iglesia, ningún cristiano, en ningún estado de vida se jubila de la misión, que es inherente al seguimiento de Jesús, es un modo de estar en la vida, y todos somos enviados por el Señor a reflejar su misericordia.

Nos han parecido unas charlas muy interesantes y positivas, presentando el discernimiento de forma nueva y comprensible para llevarlo a la vida, desde el agradecimiento por cuanto soy y tengo, partiendo de la naturaleza humana, siguiendo por la fe y el seguimiento de Jesús. Nos ha aportado experiencia personal muy esclarecedora con lenguaje claro e inteligible.

Zaragoza 29 de diciembre de 2020

Cdad. San Vicente de Paúl, Zaragoza