¿Qué interés se te sigue Jesús mío?
Nunca fue indiferente la figura de Cristo en la Cruz, porque nunca fueron indiferentes los gestos de amor gratuito. Escultores y pintores han competido por mostrar la mejor versión del inocente que arriesga su vida para dar vida.
¿Qué interés le seguía a Dalí para buscar su mejor modelo en el Convento de Carmelitas de Ávila? Allí se conserva el dibujo realizado por San Juan de la Cruz allá por los años 1572/77. Dalí escribía textualmente:
…mi cuadro fue inspirado por los dibujos en los que el mismo San Juan de la Cruz representó la Crucifixión. En mi opinión ese cuadro debió ser ejecutado como consecuencia de un estado de éxtasis.
La primera vez que vi ese dibujo me impresionó de tal manera que más tarde, vi en sueños al Cristo en la misma posición y oí voces que me decían: "¡Dalí tienes que pintar ese Cristo! Mi principal preocupación era pintar a un Cristo bello como el mismo Dios que él encarna”.
Dalí, otro místico inusual, tal vez incomprendido, plasmó, por fin, su “Cristo de San Juan de la Cruz” en actitud paciente y a la vez triunfante. Belleza infinita, sin sangre en sus heridas porque ya la había agotado. “Todo estaba cumplido”. Ahora, el hijo amado, era glorificado por Dios.
Figueres ha tenido la suerte de mostrar en su “Museo Dalí”, durante cuatro meses, este cuadro perteneciente a Escocia. La afluencia de visitantes, como era de esperar, ha sido numerosa, para contemplar a Cristo en su máximo esplendor artístico. Belleza que no deja indiferente, no. Lope de Vega, al contemplarlo, diría de nuevo:”¿Qué interés se te sigue Jesús mío, que a mi puerta cubierto de rocío, pasas las noches del invierno a oscuras? ¡Oh cuanto fueron mis entrañas duras, pues te ofendí…!
Equipo comunicación HHCEE