Orar la Vida

Jornada de Reflexión
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22 | 11 | 2024

Es la llamada a la que un grupo de Hermanas, Hijas de la Caridad, dieron respuesta para centrarse, durante dos días, en este tema tan sugerente como importante en nuestra vida cristiana de seguimiento a Jesús.

“Venid a un lugar tranquilo” y éste fue Datugaraya (Navarra). Entorno bellamente engalanado con el manto de colores otoñales. Lugar que, para muchas de nosotras, regala signos grabados en lo profundo, en aquellos primeros años de recorrido vocacional y que ahí siguen como centinelas en alerta para no oscurecer la luz del camino emprendido.  Entorno en el que es fácil serenarse, reflexionar, compartir, celebrar… ir más allá… y todo ello desde el envolvente de la oración y la alegría del encuentro amistoso y fraterno.

El tema “ORAR LA VIDA” desgranado con tanta sencillez como hondura, por Margarita Saldaña y Nieves Arce; iluminado por la Palabra de Dios desentrañando símbolos bíblicos que nos hablan hoy y conducido por una metodología compartida, como resultado de la resonancia de la Palabra en el campo de nuestra propia vida, reavivó nuestro seguimiento a Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida haciendo arder nuestro corazón al escuchar nuestro nombre integrado en el grupo de las seguidoras de Jesús.           

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Destaco algunos  hitos que marcan este camino orante de la vida:

La ORACIÓN es VER: Un encuentro de miradas.

Es una invitación, una provocación que nos lanza a Aquel que ve y mira el universo nacido de sus manos, y que cuando “ve y mira” se compromete, actúa y acompaña.
Es un acceso a la realidad que no procede  de nuestra propia iniciativa, sino de una llamada que resuena en nuestro interior y en el rostro de nuestros hermanos.
Es una mirada samaritana que se deja conmover, tiene compasión, se acerca y se implica.

La mirada creyente percibe, agradece y celebra que Dios está haciendo “algo nuevo”, aquí y ahora, a pesar de que muchas veces no alcanzamos a vislumbrar; a pesar de las sombras que proyectamos… a pesar de las heridas de nuestro mundo… Dios, en alianza con las criaturas, va marcando un adviento continuo, la espera de una tierra nueva, proceso que, desde el encuentro, la mirada y el amor nos, implica de lleno a dejar semillas de bien en cada paso del camino.

Qué tu mirada convierta la mía, tantas veces distraída en mis propias cosas,
Tantas veces dura hacia mí misma, tantas veces vacía de comprensión.
Que tú mirada me lleve a acoger Tu imagen en mi propio corazón.


La ORACIÓN es CAMINAR: Una intimidad que se pone en marcha.    

La oración impulsa nuestro seguimiento a Jesús que consiste en continuar caminando hasta el final. Es una intimidad que se pone en marcha por los caminos bíblicos de la diversidad reconciliada, de la fe oscura, de la libertad prometida…

La oración nos ayuda a discernir, a saber optar y elegir los caminos: Bajar hacia Belén a la humildad de un pesebre… ir hacia Nazaret… todo espacio es lugar de la presencia de Dios en donde descubrimos la sabiduría de la gente sencilla,  los ritmos lentos de Dios… nos sentimos integrados en el círculo de los pequeños…   llegar a Galilea, vivir nuestras propias pobrezas en solidaridad con los pobres; combatir las causas de la pobreza… Subir a Jerusalén  desde la fuerza de Dios grabada en nuestra entraña que nos impulsa a ser cirineos, a enjugar lágrimas en situaciones que no acabamos de comprender… a acompañar hasta el último momento, a dejarnos cuidar…  Desandar el camino de Emaus volviendo a Jerusalén con la alegría  y  la transparencia en el alma y el gozo del anuncio de Jesús Resucitado.  “Hemos visto al Señor”.

Mis pasos que buscan los tuyos, se alegran cuando te intuyen cerca.
Señor, sal a mi encuentro para saber reconocer tu presencia
en lo cotidiano, en lo sencillo, en lo frágil y pequeño.

La ORACIÓN es BUSCAR: Una búsqueda incesante

Para percibir la presencia de Dios en este mundo necesitamos una mirada creyente que nos permita discernir. La oración depura la mirada y nos pone en búsqueda. Jesús es una persona en búsqueda. Cultiva la capacidad humana de observar y reflexionar. No se queda en la superficie ni en la apariencia sino que mira al corazón. Se identifica con toda persona vulnerable, con toda persona que espera y confía. 

Los relatos pascuales que encontramos en los evangelios nos recuerdan una buena noticia:

La vida se abre siempre paso aunque a menudo nos veamos recorriendo ciertos “caminos de vuelta”. Cuando vamos “de vuelta” cuesta mucho abrirnos al asombro y a acoger la sorpresa. Ya lo “sabemos todo” y la esperanza se bloquea. Al dejarnos alcanzar por la experiencia de la resurrección, arde nuestro corazón, acogemos el pan partido y la vida se hace nueva.

Terminado este tiempo nos disponemos para el camino de regreso a nuestro lugar habitual.  Retomamos nuestro equipaje;  la maleta con sus ruedas y desperfectos… pero ahora, hay más brillo en la mirada, en el corazón arde más el fuego; más  abiertas las manos a la bondad, a sembrar siempre semillas del Reino. Decididas a que nuestra mirada sea reflejo de la mirada de Dios a quien miramos en todo tiempo.
 
Gracias por esta oportunidad, por la alegría de hacer el camino en compañía, por el gozo del encuentro. Gracias a quienes nos ayudan a ver,  a buscar… a orar la vida de la mano de Dios que nos acompaña y envía a vivir y anunciar su evangelio.


Datugaraya 15 a 17 de noviembre 2024
Sor Mª Teresa Clavería  HC