¡Odio... NO!

Para recordar el Día internacional de la conmemoración y Homenaje a las Victimas del Terrorismo, un residente de la Obra Social Santa Lluïsa de Marillac ha preparado un texto.

De estilo esquemático y reflexivo, detalla varios aspectos de lo que es para él uno de los problemas principales de nuestra sociedad, la ira, que llegando a extremos a los que no se debería llegar, puede acabar en agresión; siendo los actos de terrorismo una de sus formas.

Ira (La sabiduría del Tema)

No seas un plato que se rompe al primer impacto, se la presión del fuego controlado que evita la ebullición. Ten una mente feliz y silbante.

Una persona que empieza sin nada, lo persigue todo y acaba sin nada, hace de todo responsable a los demás. Dios te ha honrado con su razón, así que no le faltes con tus acciones.

La ira en una enfermedad comunitaria por dos frases, lo que dijo y dice la gente.

No busques tu valor en los ojos de las personas, a veces pueden llenarse de suciedad.

No estés triste. No importa cuales sean las pérdidas en tu vida. No importa cuánto extrañes las cosas que amas. No dejes que tu fe en tu Señor se tambalee. No importa cuán difíciles y largas sean tus circunstancias.

Da miedo pensar en la velocidad del tiempo y en los días que estás en el mismo lugar, si no ha cambiado nada excepto tu edad. A veces vuelves a echar un vistazo al pasado y te revela que saliste con vida de una masacre.

Un árbol hace un millón de fósforos y un fósforo puede quemar un millón de árboles. Así que no dejes que un asunto negativo afecte a un millón de cosas positivas.

La vida es como un juego de ajedrez, no puedes deshacer un movimiento, pero puedes mejorar el siguiente.

Restos humanos en esta vida como un lápiz. Limpiarlo de traspiés para que pueda escribir con una letra bonita y sea así hasta que se acabe y no quede nada más que las cosas bonitas que escribió.

Nada es más hermoso y práctico que el silencio cuando estás decepcionado.

No digas que el mundo te da la espalda, quizás eres tú el que se siente al revés.

Por Ammar Hsoon

De la OS Santa Lluïsa de Marillac (Barcelona)