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Nuevo Boletín Comunicando nº 6

  • COMUNICANDO n, 6
Fechas:
26/11/2019

Una vez más la Compañía se dispone para vivir un tiempo especial como es el de la Asamblea, que entendemos es un acontecimiento de fe.

Nuestros Fundadores, sabemos bien, que estaban convencidos de que la “pequeña Compañía” era obra de Dios. En ese sentido vivieron siempre muy atentos al paso de la Providencia sobre sus vidas y sobre el pequeño grupo de jóvenes que poco a poco y “casi de manera imperceptible” iban constituyendo las bases de una empresa de Dios al servicio de los Pobres.

Junto con las Primeras Hermanas fueron descubriendo, paso a paso, qué era lo que el Espíritu quería hacer a través de ellos.

Y así ha sido a lo largo de los siglos la vida de la Compañía. Las Hermanas, a medida que van surgiendo las necesidades de los pobres, van dando la respuesta adecuada. Es por esto por lo que San Vicente pronunció esta bella frase que recoge el dinamismo vital de la Compañía:  «Ya veis cuál ha sido el comienzo de vuestra Compañía. Y así, como no era entonces lo que es ahora, es de creer que no es todavía lo que será cuando Dios la haga llegar al estado en que la quiere”.

Las asambleas son un tiempo de gracia del Señor para la Compañía y para cada una de nosotras, porque nos permite echar una mirada atrás para ver el camino recorrido desde la última vez, y abiertas al Espíritu discernir juntas los caminos por los que transcurrir en los siguientes años. Fiel a sus orígenes, continúa sabiéndose obra de Dios y en permanente deseo de conversión hasta que “Dios la haga llegar al estado en que la quiere”.

Este es nuestro momento, el mejor que nos toca vivir en la Compañía, es el mejor porque es el que tenemos. Todas somos responsables y corresponsables de poner al servicio de la Compañía todo cuanto somos y tenemos. A cada una, desde la situación personal que vive, le invito a dar lo mejor de sí misma al servicio de las demás y de los pobres. Y en esto todo es importante: rezar, reflexionar, compartir, proponer, dialogar, discernir… porque a todas se nos da la manifestación del Espíritu para el bien común. (1 Cor 12,7) 

Os animo a que vivamos las asambleas con ilusión y pasión, sabiéndonos instrumentos en las manos de Dios. Abramos nuestro corazón a su Gracia para que nos inspire la respuesta adecuada al momento actual. Dispongamos nuestro espíritu para vivir en salida hacia las Hermanas, hacia los Pobres y tengamos encuentros profundos que cambien nuestra vida.

Confiamos a María, única Madre de la Compañía, el trabajo de las Asambleas:

¡Que Ella sea nuestra guía para franquear la puerta, con disponibilidad y  confianza! 

¡Que Ella nos nos lleve de la mano para ir hacia… donde nos espera el Señor, para encontrarnos con Él y los Pobres.! 

Franquear la puerta... Ir hacia... Encontrarse

¡EPHATA!
Franquear la puerta… Ir hacia… Encontrarse

 

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