Mis primeros días en Paraguay
Patricia de la Vega
Os escribo desde la Casa Provincial de la Provincia “Nuestra señora de la Misión América sur”, en Asunción, Paraguay. El pasado 20 de mayo salí de Zaragoza hacia París. Allí me recibieron sor Maribel, sor Begoña, sor Maria Amparo y sor Carmen. Fue un momento muy bonito de encuentro provincial en la Casa Madre, donde llegaba por primera vez. Junto con ellas conocí a sor María Elisa, visitadora de la nueva provincia que me acogía. Y todo esto en la capilla de las Apariciones. Fue un gran regalo poder ser enviada, de alguna manera, desde allí, a los pies de nuestra madre. Eso me lleno de gran confianza y serenidad. Ella no nos abandona, la Compañía nos envía y nos acompaña.
El 22 de mayo llegamos de madrugada a Asunción. Allí nos recibieron con una cariñosa bienvenida: cantos, globos, flores y banderas y un grupo de hermanas de varias comunidades. Esa semana celebramos una Eucaristía de bienvenida en la Casa Provincial y una fiesta después con actuaciones cuturales típicas de aquí: arpa paraguaya, baile de la botella y canto. No faltó tampoco una buena merienda, una tarta de bienvenida y una reflexión sobre el ser misionera.
En los siguientes días he conocido algunas comunidades: la casa de hermanas mayores de Asunción (hay ocho hermanas); una comunidad de Asunción que está en un centro escolar, comunidad de Carapegua (una localidad próxima a la capital con una comunidad que acompaña en un centro escolar y una residencia pequeña de personas mayores); comunidad de Clorinda (en Argentina, frontera con Paraguay. Acompaña dos centros escolares, participa en la formación de un grupo de mujeres indígenas y en un centro sanitario).
Estoy disfrutando del compartir con las hermanas y de conocer todo a través de ellas. Me lleva a agradecer la grandeza de la Compañía, que me permite vivir esta experiencia y nos hace hermanas aunque seamos de distintos continentes. Porque, en la esencia, soñamos y sufrimos por lo mismo, aunque se concrete de forma diferente.
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En estas semanas también tuve la oportunidad de visitar las impresionantes cataratas de Iguazú, desde Brasil, un espectáculo increíble de la naturaleza y el santuario de nuestra señora de Carapegua, patrona de Paraguay. Está siendo un tiempo muy bonito y una oportunidad para conocer más de cerca la cultura, costumbres, adaptarme a los nuevos horarios de rezo, comida o descanso. Aquí se madruga mucho y se duerme pronto. En la Casa provincial rezamos a las 6:00 pero en otras comunidades lo hacen antes, ya que los servicios comienzan temprano. Por ejemplo, los colegios empiezan a las 7:00. Comemos a las 12:30 y cenamos al venir de la Eucaristía, sobre las 18:30. Alrededor de las 20:00 o un poco más tarde nos retiramos. Ahora estamos en otoño, aunque no hace mucho frio (sólo algún día aislado hizo alrededor de 5 grados de mínima) pero después ha hecho alrededor de 30 grados. Ahora anochece a las 17:00 y amanece sobre las 06:30 pero en verano sobre las 19:00, así que no hay muchas horas de luz.
He ido probando distintas comidas típicas de aquí y alguna fruta que no conocemos en España. Se come mucha pasta, arroz, mandioca y carne. También hay tomate, pepino, una especie de calabaza o remolacha. Algo muy típico es una masa de harina con queso (tipo pan) que se llama “chipa”; el beju (también masa de harina), empanada de mandioca con carne; caldo con pollo y unas bolas de harina; carne asada en las fiestas; sopa paraguaya (una especie de bizcocho pero salado). Además de los zumos de frutas.
En Paraguay, además del castellano, se habla el guaraní.
La provincia está formada por cinco países: Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Cuentan, por ejemplo, con monedas distintas (han diseñado un programa para pasarlo a una única moneda, con las variaciones, y conocer así el gasto de todos los lugares), horas de diferencia y largas distancias, además de que un destino a otro país diferente al tuyo supone también arreglar cuestiones de documentación. Los transportes son complicados y las carreteras no muy buenas. En Paraguay, por ejemplo, no hay tren y muchas zonas están sin asfaltar. En algunos países como Argentina las distancias entre algunas comunidades son muy grandes. Afortunadamente las nuevas tecnologías ayudan a estar cerca sin necesidad de moverse. De lo que he conocido hasta ahora, aprecio mucho el valor que se le da al encuentro con Dios: lo he visto en los docentes, en las personas que acuden a la parroquia, en miembros de la familia vicenciana. Las eucaristías diarias en la iglesia a la que acudimos se viven con serenidad. Antes de comenzar se leen las intenciones de misa de todas las personas que lo solicitan (cumpleaños de familiares, enfermedades, exámenes, momentos importantes, memorias de difuntos...) y cuando hay un cumpleaños de una persona presente, además de nombrarle, se le canta antes de terminar la Eucaristía. Al mismo tiempo aquí también señalan el proceso de alejamiento de Dios de la sociedad y especialmente de los jóvenes.
He visitado alguna familia y también me ha llamado la atención su generosidad y acogida, su cercanía y cariño. Una costumbre en muchas casas es tener un pequeño altar, donde colocan un crucifijo, una imagen de la Virgen y de santos a los que tengan devoción. Es como una pequeña capilla dentro de casa. También es costumbre en algunas familias que, en los aniversarios del familiar fallecido, se reúnan, se haga un pequeño altar con la imagen de la persona, y se rece.
Este mes se celebra la fiesta de San Juan, de mucha tradición aquí. La familia vicenciana organizó una fiesta en el Seminario de los Padres Paules con comida típica de aquí, juegos para niños, música paraguaya y algunas actuaciones de bailes típicos de los más pequeños. Los centros escolares o distintos grupos van organizando sus fiestas de san juan a lo largo de todo el mes.
Hasta el momento está siendo un importante proceso de crecimiento humano y espiritual. Crecer en confianza en Él y experimentar su presencia fuertemente en medio de esta novedad e incertidumbre. Crecer en que Él sea mi mayor seguridad, el centro real de mi vida.
Os doy las gracias por vuestra cercanía y cariño. En la siguiente publicación ya podré hablaros sobre mi destino. Seguimos unidas, en la misma misión, en distintos lugares.
Patricia de la Vega HC