Jueves Santo y el Amor fraterno

  • Jueves Santo
27 | 03 | 2024

En este escrito se pretende conmemorar el Jueves Santo y el amor fraterno, así como la relación que tiene con las Hijas de la Caridad y el servicio que desempeñan, entregadas totalmente a Dios, sirviendo a Jesucristo en la persona de los pobres y ejerciendo las obras de misericordia en su día a día. 

Durante la noche del Jueves Santo se celebra la Última Cena y se instituye la Eucaristía “Haced esto en memoria mía” (Lc 22, 19; 1 Cor 11,24), uno de los siete sacramentos.

Jesús de Nazaret, nunca estuvo solo, pues desde el inicio comenzó a reunir a su alrededor discípulos que lo seguían a todas partes. La tradición habla de unos 70 en total, de los cuales seleccionó a 12 como sus apóstoles, a quienes les encomendó la tarea de difundir por el mundo su mensaje, la Palabra de Salvación. Fue junto a ellos con quien celebró la Última Cena, Jesús eligió un lugar especial, era una comida de despedida, sabía que era la última cena antes de su partida de este mundo. Cristo tomó el pan y el vino y lo repartió a sus apóstoles, ofreciendo su cuerpo y su sangre como muestra de su sacrificio, dar la vida para salvar a la humanidad de sus pecados. Instituyó así también otro de los siete sacramentos, la Orden Sacerdotal.  

En el conocido “lavatorio de los pies”, en la noche del Jueves Santo enseña que no se puede amar sin aprender a servir, es ahí, donde Jesús hace entrega del mandamiento del amor, dando ejemplo como siervo:

Antes de la fiesta de la Pascua, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una fuente y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con la que estaba ceñido (Jn, 13:2-5).

Con este acto proclama que no hay amor si no estás dispuesto a bajar, inclinarte, despojarte de todo tipo de mantos y de títulos para servir a tus hermanos. No sintiéndote superior frente a quien tienes delante.

Tratando siempre desde el respeto y la dignidad que merecen, querer a su discípulo. Aprender de ellos, servir de consuelo y demostrando que ante sus ojos no hay alguien que les juzga por los actos que hayan cometido o por las historias vividas, sino un hermano que los quiere y les cuida.

A través de esta entrega, las Hijas de la Caridad viven el amor fraterno que Jesús practicó y enseñó en el Jueves Santo. 

Las Hijas de la Caridad nacen con el fin de ponerse al servicio de los más necesitados: 

"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme" (San Mateo 25, 31-46).

Para ellas cada persona vulnerable es la imagen de Jesucristo, su servicio sigue a día de hoy, acompañando, acogiendo y promoviendo el desarrollo y la mejora de estas personas de manera altruista, humilde y sencilla, siguiendo los pasos de Cristo, despojándose de todo tipo de mantos y títulos sirviendo a los demás con amor, como Él dijo “amaos como yo os he amado”. 

Equipo de comunicación de la Obra Social Marillac Castellón