Gracias Señor por tu fidelidad

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16 | 12 | 2024

Estoy muy agradecida por los 70 años de vocación y por todas las gracias que el Señor me ha concedido durante este tiempo. Gracias también a mi comunidad, profesionales, personas acompañadas y a todos los de esta casa, donde pude ver una vez más, que somos una gran familia, donde juntos nos unimos en las alegrías y también en las penas. Lo celebramos el pasado 15 de noviembre en la Obra Social Santa Lluïsa de Marillac, mi comunidad. Fue una fiesta muy entrañable y creo que salida del corazón. ¡Gracias a todos!

Esa misma mañana tuve la ocasión de hablar a los hombres que acompañamos en esta casa de mi experiencia, compartiendo con ellos tres cosas o convicciones que creo les pueden ser útiles en la vida:
 
1ª idea o convicción. Que Dios nos quiere mucho y nos lo demuestra por el cariño que recibimos en esta casa y todas las personas que hay en ella, hermanas, profesionales, compañeros… 

Les conté lo que viví yo una noche con una mujer, enferma y con adicciones a drogas. Me quedé con ella en el hospital para que su madre descansara, la conocí cuando estaba en la cárcel, que casi siempre estaba cerrada porque era muy revoltosa. Pedía que me abrieran y estaba muchos ratos con ella. Aquella noche, en el hospital, recordaba, que habíamos pasado muy buenos ratos juntas y dijo “Tú me quieres mucho”, a lo que yo le contesté: “Sí, y Dios también te quiere mucho”, me respondió, “dudo que siendo delincuente y drogadicta Dios me quiera”, le contesté: “Y ¿yo no sé qué eres drogadicta y delincuente y te quiero?, pues Dios es mucho más bueno que yo y te quiere mucho más” y su respuesta fue “es verdad” 

2ª idea. Todos llevamos una cruz y Jesús también la llevo. 

Les conté un cuento “un señor llevaba su cruz y se quejaba de que le pesaba mucho; tuvo la tentación y (al final lo hizo) de cortar un trozo y así lo hizo varias veces. Llegaron a un sitio donde había un precipicio y tenían que cruzar, los demás tenían la cruz entera, no habían quitado ningún trozo. Él vio como la ponían al estilo puente y con ella podían pasar. Él intentó lo mismo y vio que no le llegaba”. La cruz nos ayuda a superar otros obstáculos que nos da la vida. 

La 3ª idea que les compartí, les quise decir que, los pobres son los predilectos de Dios. En el evangelio, san Lucas dice “Bienaventurados son los pobres porque de ellos es el Reino de los cielos”. Aquí les expliqué otro momento que viví con dos hombres que habían estado en la prisión. El primer hombre había hecho y tomado de todo, estaba muy bien rehabilitado y me ayudó en el taller que teníamos fuera de la cárcel (la persona más fiel y honrada que había conocido). El segundo hombre, cuando salió de la prisión, no le ayudaron en su familia y me hice cargo. También me ayudó en este mismo taller.
Estábamos un día los 3 en el taller, y me dice uno de ellos “¿hermana yo iré al cielo?” Me quede pensando cómo responder y el otro señor se adelantó y contesto: “pues claro que irás al cielo, los pobres tenemos el cielo seguro, porque el infierno lo pasamos en la tierra”. Esto me dejó sin palabras y convencida de que era una gran verdad. 

Éste fue mi intercambió con las personas acompañadas de la Obra Social Sta. Lluïsa, que son nuestros maestros y señores, Dios nos los ha puesto en nuestro camino para que podamos darles el Amor que Él les tiene. 

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La celebración de la eucaristía fue un regalo y esto es lo que el sacerdote habló en la homilía, que, sin saberlo, nos dejó a todos con la boca abierta:

 “Cuando me dijeron que era el 70 aniversario de S. Victoriana, yo pensé que era de edad… ¡cómo se conserva tan bien! Pero es de vocación ¡madre mía! ¿cuántos años tienes? 90 años, no lo parece, no ¿por qué se conservarán así las hermanas? ¿qué creéis, cuál es el secreto de estas hermanas?¿Será la sal del mar que las conserva jóvenes…?¿o será esa vocación que tienen de servicio a Jesucristo que las hace eternamente jóvenes, jóvenes de espíritu y eso se refleja también en el cuerpo? porque no aparenta para nada la edad que tiene. la verdad.

Bueno pues 70 años, ¡felicidades! Quiero partir primero de todo felicitándote por tu fidelidad, por haber hecho verdad esta oración tan bonita que nos ha leído S. Mª del Mar: un corazón noble que dice sí a Dios. Pues así ha sido el corazón de Victoriano, corazón noble que ha dicho sí a la voluntad de Dios en su vida. La voluntad de Dios en su vida ha sido que ella se haga encarnación del amor de Dios para todos nosotros, en ella se refleja el amor misericordioso de Dios.

La primera lectura nos ha dicho que hay tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad, y de las tres ¿cuál es la más importante según dice San Pablo? La caridad. ¿Y ellas… ¿cómo se llama su grupo? Hijas de la Caridad, porque han sentido una llamada de Dios a vivir desde la caridad que reciben de Él, porque ellas no son así porque sean muy majas, sino porque lo reciben de Dios, son majas porque le dicen sí a Dios, pero esa caridad que ellas transmiten les viene de Dios, por eso son Hijas de la Caridad, porque dan testimonio con su vida de que Dios es Amor y no cualquier tipo de amor, es amor misericordioso. 

¿Sabéis qué significa misericordia? Etimológicamente significa “corazón abierto, sensible a la miseria”, es decir que Dios te conoce; conoce lo bueno que tienes, tus cualidades y dones, pero también conoce tus miserias, aquello de lo que te avergüenzas; y sin embargo te sigue queriendo, eso significa ser misericordioso. Así es el amor de Dios, conoce lo bueno y lo malo, y sabiendo lo malo de ti hasta lo que más te avergüenza, Él te sigue queriendo igual, eso es lo que no nos entra en la cabeza: que Dios sea así; nos pensamos siempre que nos tenemos que “ganar” su amor, acumular méritos; así pensaban los fariseos, los escribas, los maestros de la ley, hay que acumular muchos méritos para que así tendremos el favor de Dios… No se habían enterado de nada de lo que predicaba Jesús, porque lo que Jesús decía es que el amor de Dios ya lo tenemos y está en nuestro corazón, es un regalo que nos ha hecho. 

Dentro del corazón, si nos metemos, si buceamos un poquito en la profundidad de nuestra conciencia, de nuestro ser, ahí está una fuente de Amor incondicional, ya tenemos la felicidad dentro del corazón, no hace falta buscarla afuera. Y el que descubre esto, como lo descubrió S.Victoriana, pues se hace adicta, adicta al Amor de Dios; es una adicción sana, positiva, que nos hace crecer, que nos hace felices y que nos libera de las adicciones que no son buenas, que ya sabemos todos cuáles son…  podíamos citar una larga lista.  

Pues, Dios es lo único que de verdad nos hace plenos, nos hace felices, nos hace personas llenas de vida, llenas de luz, por eso… ¡aunque tenga 90 años parece que tenga 70 y la ves cómo se mueve aquí, se mueve allá y hace mil cosas! Es el amor. El amor nos cambia la vida a todos. Y el amor está en todos los corazones, esa capacidad de amar. Dios se la ha regalado a todo ser humano, sea uno creyente o no creyente, da lo mismo, si tú amas, ya estás en el camino del Reino que anunciaba Jesús. El que ama a los demás ya está lleno de luz, ya no hace falta más. Venimos a este mundo sólo para eso: para aprender a amar.

El Evangelio de hoy nos dice una cosa muy extraña: Bienaventurados, ¿sabéis que significa? felices, gozosos, dichosos… bienaventurados los pobres dice. Siempre me acordaré de un amigo mío, allí en Chile, que vivía en una chabola que se había construido; él era un hombre pobre, y cuando nos oía en la iglesia decir “bienaventurados los pobres”, decía: “...pues yo estoy harto de la pobreza, no sé qué le veis de bienaventuranza a esto de la pobreza, para mí es una (con perdón) mierda. Y yo decía pues tienes razón. Pero en el contexto en que lo dice Jesús, se refiere bienaventurados los pobres porque ahora las cosas van a cambiar, porque en el Reino de Dios los que ahora son considerados últimos, los que ahora son considerados excluidos, para mí son los más importantes, son los primeros. Por eso, felices vosotros. Los que lloran, los que pasan hambre, los que son pobres, felices porque las cosas van a cambiar, en mi Reino los últimos van a ser los primeros, y también dirá felices todos aquellos que lucháis por cambiar este mundo podrido, egoísta, injusto, felices los que luchan por la paz. Felices los que las pasan mal porque luchan por la justicia por el Reino de Dios y su justicia y son perseguidos, felices los perseguidos, felices los mansos, los que luchan con métodos no violentos; o sea que las bienaventuranzas nos están diciendo felices las víctimas de esta sociedad porque las cosas van a cambiar, y felices los que luchan por cambiarlas; ése es el resumen de las Bienaventuranzas

Sor Victoriana también ha sentido esa llamada a encarnar la misericordia y amor de Dios para con los que sufren. Bienaventurada y feliz eres, S. Victoriana. FELICIDADES y a seguir amando y sirviendo a los demás.”


Algunas personas también quisieron participar y compartir unas palabras.

“Son muchos años y desde aquí, desde la Obra Social queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento por tus 70 años de dedicación y amor al servicio de los más necesitados.
Cuando esta mañana nos ha contado que ayudabas a los jóvenes presos, me he emocionado, porque mi infancia también la pasé en reformatorios y me hubiera gustado encontrarme con usted para no hacer delitos, que cometí.
Por tu vocación y entrega incondicional, para mí y para muchos de nosotros, nos has dejado una huella imborrable, sobre todo en esta casa, en la obra social. Pienso, y más de uno lo sabrá, que eres una mujer maravillosa y eres muy querida por todos nosotros y tu ejemplo de bondad nos inspirará a seguir luchando por un mundo mucho mejor. Gracias por ser la luz y la esperanza para todos nosotros.” 
(una persona acompañada en la Obra Social) 

Mi muy querída sor victoriana: Hace ya unos veinte años que nos conocimos, fue en Tortosa, cuando acudió a las Escuela de Arte y aprendió a restaurar el mobiliario de la Casa, porque no había nadie capacitado para hacerlo. 

Me habló entonces de que había aprendido a encuadernar, para montar un taller, que había dado mucha satisfacción y trabajo a los presos de la cárcel de Mallorca. 
Más tarde, fui testigo de su intensa actividad con los más desvalidos, con las personas que viven en la calle. Sin olvidar, su primoroso trabajo de costura, y el cuidado de las hermanas y habitantes de santa Luisa. Y me consta que éstas son sólo algunas de las actividades que ha realizado a lo largo de su dilatada vida.  

Siempre ha hecho gala de un montón de cualidades, que han despertado la admiración y el cariño de todos cuantos la conocemos, 

Algunas razones por las que admiramos y queremos a Sor Victoriana:  

Por su FE en Dios, en las personas y en la vida. 
Por su compasión y respeto a todos. 
Por su fuerza y dinamismo para llevar a cabo sus proyectos. 
Por su habilidad para realizar múltiples tareas. 
Por la iniciativa mostrada el crear sus varios talleres. 
Por la Paz con que afronta todos los acontecimientos de la vida. 
Por la sencillez, serenidad y ternura con que nos rodea a todos. 

Muchas, muchas gracias por ser el mejor ejemplo dado a lo largo de una vida, por sus 70 años de dedicación a la Obra S Sta. Lluïsa de Marillac. Me siento muy honrada por haberla conocido, por su amistad, por ese punto que tiene de traviesa, y por hacernos reír con sus chistes y ocurrencias”. (una profesional)

 

¡FELICIDADES S. VICTORIANA POR TUS 70 AÑOS DE AMOR Y ENTREGA!