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Día internacional para la eliminación de la discriminación racial

  • Discriminacion racial
21 | 03 | 2022

Tras dos años de pandemia, desastres naturales, y conflictos, hablar de una dificultad cotidiana parece un problema menor. La atención se nos suele ir a grandes cosas, y no somos conscientes, la mayoría de las veces, de las ideas, construcciones culturales, pero también sentimientos y emociones que subyacen a nuestra conducta y acciones. Hoy, 21 de marzo, celebramos el día internacional para la eliminación de la discriminación racial. La UNESCO define la discriminación racial como “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico, que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales…’’

La guerra, o conflicto armado, o invasión (según el interlocutor, lo denominará de un modo) de Ucrania, es un drama humano: mueren a diario personas, cuando no heridas y mutiladas, ha provocado el éxodo de cientos de miles de personas, quizá millones. Ante esto, la sociedad ha dado muestras, una vez más, de la solidaridad, y generosidad en grandes cantidades que también posee el ser humano, volcándose ante el sufrimiento y apoyando a las personas, familias y niños en Ucrania. Una generosidad que implica a personas, familias, entidades sociales, instituciones, y también Gobiernos y agrupaciones de Estados. Cualquier ayuda es poca. Sin duda.

El martes 15 de marzo nos llegó la comunicación oficial de que se habilitaba un número de teléfono para Barcelona, Madrid y Alicante (los tres grandes centros de recepción de refugiados ucranianos escogidos elegidos por el Gobierno) que permite dar 150 citas diarias (para cada una de las 3 ciudades) y realizar el trámite de protección internacional temporal en su condición de personas desplazadas a causa de la guerra. Un aplauso a la sociedad civil, e institucional, por la movilización y agilidad en todas las actuaciones.

Sin embargo, no puedo dejar de pensar en el resto de personas, jóvenes, mujeres, niños, familias enteras, que se desplazan y huyen de otros tantos conflictos armados, guerras civiles, y genocidios, en algunos casos. Ahora es Ucrania, antes fue Siria (un conflicto que comenzó hace 11 años, y sigue vigente –pero no de actualidad en los medios), Irak, Afganistán, Mozambique, Malí, Sudán, Camerún, Congo, o Etiopía, donde hay abierto un conflicto y desaparecen y secuestran personas a diario, sin ir más lejos 5 Hijas de la Caridad en diciembre que gracias a Dios fueron liberadas casi dos meses después. 

¿Actuamos igual cuando el conflicto se encuentra lejos o cerca de nosotros? ¿Nos mueve y moviliza del mismo modo si son más parecidos a nosotros –dícese cerca del territorio europeo, caucásicos, régimen político similar…-? ¿No hago, de forma más o menos inconsciente diferencia, y, por tanto, discriminación, en mi actuación ante los solicitantes de asilo de origen sirio, colombiano, o maliense, y ahora los desplazados ucranianos? Mañana empiezan a llegar personas procedentes de Ucrania, llamaré al teléfono habilitado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y es posible que obtenga cita para el día siguiente para las personas que acojamos y que acaban de llegar, y si se cumple la información recibida desde la Administración, confirmada por Policía Nacional de Extranjería, comprobada la identidad y procedencia, de forma casi automática recibirán la condición de refugiados y disfrutarán de protección internacional.

¿Qué hacemos con los 14 chicos de Malí que ahora mismo tenemos en Alicante que huyendo de la guerra de su país llevan meses ya en España (y son privilegiados porque han logrado llegar) tras otros muchos meses, en algún caso más de un año, de “desplazamiento” recorriendo África, cruzando fronteras, superando dificultades, hambre, amenazas, golpes, extorsión, e incluso disparos, logran cruzar el estrecho y pisar territorio español, y llevan esperando entre 6 y 9 meses para una cita, que a su vez es la cita para la cita, y entonces iniciarán los trámites de solicitud….

¿No ejercemos, de algún modo, personas, entidades e instituciones y Gobiernos... discriminación?

Como Hijas de la Caridad, estamos llamados (Hermanas y laicos, profesionales y colaboradores) a servir. Sigamos ayudando, no dejemos nunca de hacer el bien… y por favor, reflexionemos y ayudemos también a otros a reflexionar.

Sergio Méndez Martín del Olmo  (Director técnico – Trabajador social)

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