Despedida de las hermanas de Mataró en la Misa de Acción de Gracias

Iglesía de Santa MARÍA -7 de Septiembre de 2024 -
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07 | 01 | 2025

En 1633, en Francia, San Vicente de Paúl y Santa Luisa Marillac fundaron la orden religiosa de las Hijas de la Caridad, una sociedad de Vida Apostólica, de votos particulares renovables, dedicada al ejercicio de ayuda y atención a las personas necesitadas. Rápidamente se extendieron por todo el mundo. Llegaron a Cataluña en 1770, concretamente en el Hospital de la Sta. Cruz de Barcelona. Poco después, se instalaron en Reus y en Lleida, más adelante en la Maternidad de Barcelona y en la Casa de la Caridad. Al Hospital de Mataró, llegaron en 1898, concretamente el 21 de noviembre.

Su servicio, más que centenario, ha estado junto a los enfermos y pobres que acudían al Hospital de nuestra ciudad, en todos los aspectos sanitarios, sociales y espirituales. Asimismo, han cuidado la capilla de estilo barroco del Hospital dedicada a Santiago y Santa Magdalena, manteniéndola abierta al culto y siempre como espacio de oración. Con el tiempo, las hermanas asumieron más tareas altruistas en diferentes ámbitos de la ciudad como son el comedor benéfico de la Fundación San Joaquín, creado en 1908 gracias a la generosidad del mataronense Miquel Albà, la residencia Llar Santa María para chicas deficientes y las colaboraciones con Cáritas Interparroquial, entre otras.

Cuando empezaron a trabajar en nuestra ciudad, la comunidad estaba formada por 10 Hermanas. Eran tiempos difíciles, como todos, con cambios económicos y sociales de importancia, en un Mataró cada vez más industrializado, en proceso de continua transformación. Y en todos estos 126 años han permanecido y servido en Mataró decenas de Hermanas, mujeres solidarias, vidas plenamente entregadas a los demás. En el recuerdo de muchos, está el nombre y el apellido de muchas de estas Hijas de la Caridad. Mujeres discretas, queridas, que han vivido larguísimas jornadas laborales para cuidar de la organización y el mantenimiento sobre todo del Hospital y del comedor benéfico.

En los años 80, con nuevos tiempos y nuevas formas, la labor de todas las Hermanas de la Caridad, en el Hospital concretamente, quedó de algún modo afectada por las reestructuraciones de los servicios hospitalarios. La institución crecía de forma considerable en servicios y cuidados al compás del incremento de la población mataronense y de las demandas sanitarias cada vez más exigentes de la población. Todo ello necesitó también la dotación de más personal especializado, de nuevas estructuras y de nuevas figuras o entes institucionales, de tal forma que en 1987 las Paulas pasaron a residir en una casa del Camino Ral, mientras paulatinamente también se fueron dedicando cada vez más a los comedores de Sant Joaquim, donde desde 1907 ya habían empezado a colaborar. En 2009, se trasladaron a una nueva Casa-Residencia, situada en los pisos del mismo Comedor de San Joaquín del Camino Ral.

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Ejemplar ha sido la dedicación de la comunidad, la polivalencia, la maestría y muy especialmente la aceptación de los cambios, la adaptación progresiva, abierta y respetuosa con la incorporación de los nuevos profesionales al Hospital. Y sobre todo es de justicia valorar los frutos de su labor. Las Hijas de la caridad han sido vivos ejemplos de autenticidad, de coherencia personal, de compromiso comunitario y de caridad bien entendida, en un contexto histórico y en un marco social que, a pesar del progreso innegable, no puede evitar la existencia de bolsas de pobreza o de contundentes núcleos de miseria.

Por todos los valores vividos por las Hermanas, basados ​​en el amor y el trabajo por la promoción humana y social de los hombres y las mujeres, la Institución en general fue merecedora, en 2005, del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

Y también la comunidad mataronense ha recibido reconocimientos en los últimos años. En 2000, recibió el premio "Jaume Esperalba y Terrades" por parte de la junta de la Filial del Maresme de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y de Baleares. En 2008, las honró la Fundación San Joaquín en reconocimiento y gratitud por los cien años de servicio asiduo, silencioso, y de abnegada dedicación a la cocina comedor del restaurante benéfico del Camí Ral. En 2009, el Ayuntamiento de Mataró concedió a la comunidad de las Hijas de la Caridad de Mataró la Medalla de la Ciudad.

La Iglesia de Mataró agradece a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Santa Luisa Marillac la labor solidaria que ha llevado a cabo en la ciudad hacia cada uno de los hombres y mujeres que han conocido de primera mano su amor cristiano.

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