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Carta del sobrino Javi a Sor Isabel Jiménez (EPD)

  • Sor Isabel
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24 | 04 | 2023

Querida tía Isabel:
Quiero dedicarte este escrito con el más sentido de los recuerdos y amor, escribo en mi nombre y en el de toda la familia

Mi primer recuerdo que tengo tuyo es siendo un niño las veces que con mi padre y mi madre acudíamos a la Residencia de Súria, que bonito era pasar el día allí y contigo, siempre que íbamos tenía una ilusión enorme por verte, siempre con una sonrisa y siempre activa.

Tus charlas, consejos y conversaciones desde pequeño me han ido definiendo seguramente en lo que soy hoy, verte siempre sacrificándote por los que te rodeaban y sobre todo por tu familia. Ya siendo un adolescente me tocó vivir una enfermedad de muy cerca,  mi madre tu sobrina, cuánto hiciste tía Isabel por nosotros, es de un valor incalculable, ahí seguramente me di cuenta de la bondad y dedicación que tuviste tanto por mi como por tu sobrina, fuiste todo un ejemplo que sirvió a mi madre para que sacase las fuerzas necesarias para seguir unos años más con nosotros.

Jamás te olvidaré, pero no solo por esto, te quiero y te querré por siempre Tía Isabel, ahora descansas en el reino de Dios porque por méritos propios te ganaste que sus puertas se abriesen a tu llegada que llegó el 1 de abril a tus 92 años de vida, una vida que por lo que me explicaste no fue fácil te tocó vivir guerras, miseria y hambre, pero nunca perdiste esa fe en que habría una mañana mejor, un rayo de luz que iluminaría y te daría la certeza y la fuerza para seguir luchando y seguir remando.

Muchos recuerdos me vienen a la cabeza, pero hay uno que siendo un adolescente lo tengo presente como si fuese ayer, y eso que sucedió en el año 1999, concretamente en verano y es la primera vez que acudí a la casa de María Reina, y no era como las otras tantas veces que iba para visitarte, sino esa vez fui para trabajar, para darme cuenta que las cosas requieren un esfuerzo ya que en aquella época como todo adolescente era un poco rebelde. En aquel momento no entendí por qué pero a fecha de hoy, doy gracias a Dios por haber tenido aquella oportunidad y sobre todo gracias a ti Tía Isabel y a mi madre que en paz descanse. Fue una experiencia muy bonita, de esas que te llenan de satisfacción, cuantos ratos tuvimos charlando mientras nos comíamos esos bocadillos de jamón frito que tan buenos nos preparabas.

Siempre fuiste una mujer humilde, no querías cosas materiales, preferías que los tuyos estuviéramos cerca de ti, ese para ti era el mejor regalo, el que más disfrutabas, se te veía feliz en esos ratos, tu sonrisa y tu buena actitud ante cualquier imprevisto de la vida eran de admirar. Espero que en todos estos últimos años Tía Isabel haya podido compensarte todo lo que llegaste a hacer tu por nosotros: desde el día que me viste graduar como policía hasta el día que me acompañaste de la mano al Altar cuando me casé con mi esposa.

Ahora estoy seguro  que estás descansando en PAZ, que cada vez que miro hacia el cielo sé que hay una ESTRELLA más que me alumbra y que no estás sola, que estás con tu sobrina y con tu hermana cuidando de nosotros. Sólo decirte que jamás te olvidaremos, que fuiste un referente para mí, que te queremos mucho y que no es un adiós sino un hasta luego.

De tu sobrino Javi, para siempre, Descansa en PAZ tía Isabel.