Atelier Vicenciano en Zaragoza 

  • Atelier Vicenciano
  • Atelier Vicenciano
  • Atelier Vicenciano
11 | 06 | 2024

Docentes y PAS de la Comunidad Educativa Vicenciana de las Hijas de la Caridad se han congregado los días 15 y 16 de mayo en la Casa Provincial de Zaragoza con el objetivo de participar en un Atelier Vicenciano.

La finalidad de este espacio de encuentro ha consistido en facilitar la reflexión a partir del Carisma Vicenciano, haciendo consciente que la misión de los miembros de esta Comunidad, inspirada en san Vicente de Paul y santa Luisa de Marillac, consiste en dar luz a las necesidades de las personas cuyas circunstancias son adversas.

La apertura a la trascendencia nos brinda la oportunidad de descubrirnos, reconocer nuestros talentos, acogiendo nuestras fortalezas para ser puestas al servicio de los demás, así como aceptando que nuestras debilidades nos hacen imperfectos. 

Reconocer nuestro valor propio nos acerca a nuestra propia esencia, siendo originales e irrepetibles, con capacidad de iluminarnos. 

A lo largo de la trayectoria vital, ha habido seres que nos marcaron, seres que nos marcan y seres que nos marcarán, es decir, fuimos, somos y seremos gracias a otros seres que nos impactaron, nos impactan y nos seguirán impactando. 

Reconocer esta huella implica una apertura a abrir el corazón y recordar que somos gracias a los demás, al igual que nuestra esencia pueda ser acogida por otros seres. Como vemos, Ser es el producto de la suma de recibir y dar. ¿Y qué da cada cual? Da luz a su manera, en formas múltiples: la esencia, la presencia, la ayuda, el amor, el respeto, la compasión… 

En estas jornadas hemos conocido cómo muchas personas tienen la oportunidad de recuperar su dignidad, gracias a iniciativas en las que colaboran personas apasionadas, entregadas en mejorar las condiciones vitales de los demás, iluminando sus corazones y despertando sonrisas de esperanza.

Este testimonio nos anima a ser más conscientes de que nuestra dimensión espiritual y personal también está vinculada a nuestra vocación profesional, ya que como docentes tenemos la posibilidad de influir positivamente, acogiendo a nuestro alumnado, sacando lo mejor de cada persona, valorando sus capacidades, fomentando el respeto, la empatía, aportando esperanza en momentos donde cuesta ver luz. En otras palabras, amar es dar y recibir luz a nuestras vidas y, en consecuencia, desarrollar lo mejor de cada Ser. 

Lorena Pérez Barros