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387º aniversario de la Fundación Compañía Hijas de la Caridad

29 | 11 | 2020

Con gran alegría hemos celebrado en todas y cada una de las comunidades las "fiestas de familia" tan entrañables e importantes para nosotras:

  • 27 de Noviembre: La Milagrosa   
  • 28 de noviembre: Santa Catalina Labouré
  • 29 de noviembre: Fundación de la Compañía Hijas de la Caridad

En este día 29 de noviembre, hace 387 años, se forma la primera comunidad de Hijas de la Caridad, bajo la dirección y acompañamiento espiritual de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, nuestros Fundadores. ¡¡¡DAMOS GRACIAS A DIOS POR ESTA HISTORIA TEJIDA CON TANTO AMOR!!!

San Vicente a la Hermana más joven:  https://youtu.be/0Vsn7xDMbh4

Sobre los orígenes de la Compañía Hijas de la Caridad:

En 1630 aparecen en París las primeras Caridades o cofradías de la Caridad en tres parroquias de la ciudad: San Salvador, San Benito y San Nicolás de Chardonet. Pronto empezó a fallar el servicio realizado por las señoras de la Caridad. Unas se cansaron y a otras, sus esposos les impedían servir a los enfermos. Urgía encontrar sirvientas de los pobres en las Caridades. Es entonces, 1630, cuando San Vicente conoce a Margarita Naseau en Villepreux y la propone marchar a Paris con algunas jóvenes amigas suyas, atraídas por ella. En París se hizo cargo de su acogida y formación la Señorita Le Gras. Luego las ponía en contacto con las señoras de las Caridades, quienes las organizaban el servicio a los enfermos. En 1631 se declaró una fuerte epidemia de peste en Paris, aumentando el número de enfermos en todas las parroquias. Ante la necesidad urgente, los mismos párrocos y las señoras de la Asociación o cofradía de la Caridad invitaban a jóvenes aldeanas a servir a los pobres.

En febrero de 1633 muere contagiada de la peste Margarita Naseau. Su muerte fue la semilla enterrada en el surco que dio fruto abundante. Ella fue la primera en mostrar el camino a las demás, dirá San Vicente. Poco a poco, se fue juntando un grupo numeroso que crecía sin cesar. “Comenzaron a reunirse y a juntarse casi sin darse cuenta”, dirá el santo fundador. En los comienzos, sólo tenían unas semanas de instrucción global, que empezaba por la lectura, la escritura y las normas elementales de educación e higiene. Seguía la formación cristiana a través del aprendizaje del Catecismo, la lectura espiritual, los Ejercicios Espirituales y la iniciación en la oración mental según el método del Buseo que seguía, paso a paso, los Evangelios. Y enseguida se las lanzaba a la acción. Eran sólo una especie de apéndice de las cofradías de la Caridad de cada parroquia. Por eso estaban sometidas a las Damas de la respectiva cofradía, sin lazo comunitario que las uniera. De ahí que empezara a llamárseles les filles de la Charité”, es decir, las muchachas de la Caridad. Posteriormente se les llamó las muchachas de la Señorita Le Gras, por ser ella quien las formaba y finalmente el pueblo, al ver lo que hacían les llamó Hijas de la CaridadNo llevaban hábito, sino el modesto vestido de las aldeanas de los alrededores de París. Tampoco vivían en conventos, sino simplemente en “casas de alquiler”. No harían “noviciado”, los meses de formación se llamarían “seminario”. Luisa de Marillac fue la encargada de formarlas y dirigirlas.

Tras la muerte de Margarita Naseau, Luisa de Marillac se siente impulsada a reunir en Comunidad a las primeras sirvientas de los pobres enfermos. El Señor Vicente la frena y la hace esperar con paciencia la voluntad de Dios: “En cuanto a lo otro, le ruego, una vez para siempre, que no piense en ello hasta que nuestro Señor haga ver lo que Él quiere, ya que ahora le da sentimientos contrarios. Se desean cosas muy buenas, con un deseo que parece ser de Dios. Y sin embargo, no siempre lo es. Dios lo permite para que el espíritu se vaya preparando a ser como Él desea...” (S.V.P. I, 175).

Hacia la fiesta de Pentecostés de 1633, ella insiste de nuevo, pero su director espiritual, Vicente de Paúl, no lo tiene claro: “En relación con el asunto que lleva entre manos, todavía no tengo el corazón bastante iluminado ante Dios por una dificultad que me impide ver si es ésa la voluntad de su divina Majestad. Le pido, señorita, que le encomiende este asunto durante estos días, en que Él comunica con mayor abundancia las gracias del Espíritu Santo, así como el propio Espíritu Santo. Insistamos, pues, en nuestras oraciones y manténganse muy alegres” (S.V.P. I, 251-252)

Luisa hace Ejercicios Espirituales en Pentecostés de 1633 y ve con claridad la necesidad de reunir a las sirvientas de los pobres en Comunidad, conforme a la inspiración recibida en la Luz de Pentecostés, diez años antes. Vicente de Paul se retira a hacer Ejercicios Espirituales en agosto-septiembre de 1633 que resultaron decisivos. Al final de este retiro, el señor Vicente, su director espiritual, escribe una carta que equivale a una señal de luz verde...

Los meses siguientes fueron de discernimiento sobre las jóvenes, sirvientas de los pobres en las Caridades de París, que debían constituir el primer núcleo de la nueva comunidad. Todas tenían experiencia del trabajo con los pobres en las caridades parroquiales. El 29 de noviembre de 1633, vigilia de San Andrés, un pequeño grupo de muchachas escogidas, cuyos nombres desgraciadamente no conocemos, se instalaba en el domicilio de la Señorita Le Gras para iniciar su educación en las “sólidas virtudes”. Había nacido la Compañía de las Hijas de la Caridad. Margarita Nassau no pudo ser del grupo. Unos meses antes, en febrero de 1633, había fallecido, víctima de su caridad heroica.

El 31 de julio de 1634 el grupo estaba formado por 12 jóvenes. San Vicente les explica el Reglamento escrito por Luisa de Marillac. Ella misma recogió la Conferencia. Ambos están convencidos de que Dios es el autor de la Compañía y de que se trata de una obra buena para la Iglesia y los pobres: “Es el comienzo de un grandísimo bien, que quizás dure perpetuamente. Sí, hijas mías, si entráis en la práctica de vuestro reglamento con el plan de cumplir la santísima voluntad de Dios, hay grandes esperanzas de que vuestra pequeña comunidad dure y aumente” (S.V.P. IX/1, 28)

Por eso, en julio de 1642, san Vicente hablando de Margarita Nassau dirá: “Ella fue la primera Hija de la Caridad que abrió camino a las demás”. Margarita fue la estrella que abrió y guió el camino.

León Celier afirma en 1951 en su obra Les filles de la Charité: “Las Hijas de la Caridad son lo que San Vicente quiso y Santa Luisa hizo”.

Sor Mª Ángeles Infante, HC (fragmentos de un texto publicado en Congregacióm Mision)