LA CARIDAD DE CRISTO NOS URGE, NOS IMPULSA...

De las Constituciones:

C. 7: “Las Hijas de la Caridad, en fidelidad a su Bautismo y en respuesta a una llamada de Dios, se entregan por entero y en comunidad al servicio de Cristo en los Pobres, sus hermanos y hermanas, con un espíritu evangélico de humildad, sencillez y caridad”


Ser Hija de la Caridad es:

  • Entregarse a Dios por completo
  • Vivir en comunidad de vida fraterna
  • Comprometerse a una vida en castidad, pobreza y obediencia según nuestras Constituciones y Estatutos
  • Servir a Jesucristo en los más pobres, corporal y espiritualmente
  • Cultivar un espíritu de humildad, sencillez y caridad
  • Trabajar con y desde la Iglesia, en comunión y colaboración con otros/as
  • Sentir y vivir la oración y celebración de nuestra fe como fuente de toda acción

Ser Hija de la Caridad no es:

  • Dedicar parte de tu tiempo al servicio de los más pobres
  • Vivir con otras sin un proyecto común de vida
  • Ser solamente una buena profesional de la acción social, la sanidad, la enseñanza…
  • Trabajar según unos valores o virtudes, desde fuera de una misma
  • Formar parte de una asociación caritativa
  • Participar en oraciones, sacramentos, celebraciones…

«La regla de las Hijas de la Caridad es Cristo al que se proponen imitar bajo los rasgos con que la Escritura lo revela y los Fundadores lo descubren: Adorador del Padre, Servidor de su designio de Amor, Evangelizador de los Pobres” ( C 1,5).